Y en cada charco habrá un pequeño mar
y en cada fragua un inventor de sol
y en cada puerta la inscripción astral
y en cada triste un aprendiz de Dios.Extracto de «Las ciudades«, de Astor Piazolla y Horacio Ferrer.
Hoy llovía mientras recorría la ciudad en el colectivo y escuchaba a Piazolla, camino a lo de Hernan para seguir trabajando en el próximo disco. El viaje se volvió muy poético. Uno viaja mirando las calles como pasillos llenos de ventanas, llenos de historias.
La canción con la que venimos trabajando hace muchísimo ya va tomando su forma final. Las canciones con voz son complicadas. Y escribo esto sabiendo que se vienen más, y para las cuales aún no grabé la voz. La idea es que yo las cante. Eso me bloquea. Me cuesta trabajar con mi propia voz. Me cuesta juzgarla objetiva y subjetivamente, de todas las maneras, nunca me cierra. Pero bueno, quiero ser responsable de algunas de las letras que escribí, con voz y todo.
Me estoy sintiendo un poco extraño también. Me siento un poco estancado. Quizás es esta sensación que traen los principios de año de que todo esta puesto encima del elastico de una gomera que se va estirando de a poco hasta que se dispara en Marzo. Hace unos meses pensaba que este disco iba a salir para principios de este año. Ahora ya no sé. De todos modos no quiero que tenga fecha, lo que quiero que tenga es verdadera expresión. Digo, sentir que está listo de verdad para salir a la luz.
En este momento estoy procesando también un cambio de conservatorio y rindiendo finales ahora en Febrero. Son cosas que me hacen frenar un poco; hasta que no las resuelvo no puedo seguir con lo otro, un poco en plan obsesivo.
Creo que aprender sobre la música cambia un poco la percepción que tiene uno sobre lo que hace. A veces esto me da un poco de miedo. Tengo que aprender a controlarlo. Creo que tiene que ver con esto:
Nunca cesaremos de buscar y, sin embargo la meta de todas nuestras búsquedas será retornar al punto de partida y conocer ese lugar por primera vez. T. S. Elliot